Cortesía. Papy Pérez SANTIAGO.– En el momento en que el torneo aprieta y cada out se vuelve oro, dos veteranos ponen sobre la mesa lo que, a su juicio, sostiene el gran presente de las Águilas Cibaeñas en el round robin: fe, armonía y compromiso, dentro y fuera del terreno. El capitán Juan Lagares lo dice sin rodeos: el clubhouse ha caminado “bajo una misma bendición” desde que arrancó el campeonato. “ La bendición ha llegado. Ha sido un año en el que todo ha corrido bien. Siempre confiados en Dios, ese es nuestro protector”, expresó el jardinero, al mostrar su tatuaje del Divino Niño como símbolo de gratitud y confianza. Esa espiritualidad, asegura, no se queda en palabras. Lagares resaltó que el grupo ha hecho de la oración una rutina que fortalece la unión. Tenemos un muchacho que siempre ora antes de los juegos y eso sorprende a muchos. Esa oración de bendición ha sido clave”, comentó, con...