El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) conmemoró el lunes el 30mo aniversario de su aparición pública y alzamiento, en medio de una gran pérdida de su base social provocada por la migración de los jóvenes y la crisis de violencia que enfrenta el sureño estado de Chiapas por la disputa de cárteles de la droga.
Apenas en noviembre pasado, el grupo —que surgió en forma de guerrilla y posteriormente depuso las armas y entró en negociaciones con el gobierno para atender los derechos de los pueblos indígenas—informó sobre la desaparición de una treintena de municipios autónomos creados en protesta como una forma de gobierno propia, fuera del sistema político constitucional mexicano, para reorganizarse a nivel más comunitario.
En esa ocasión también denunció la presencia en su territorio de grupos de la delincuencia que han afectado la vida de los pobladores por los asaltos, secuestros, extorsiones, reclutamientos forzados y tiroteos, entre otros crímenes.
Hilario Lorenzo Ruiz vio caer a varios de sus compañeros durante los enfrentamientos con el ejército mexicano en Ocosingo, uno de los cinco municipios de Chiapas tomados por el EZLN en los primeros días de enero de 1994 cuando el grupo guerrillero apareció públicamente.
Años después, desertó desmoralizado por los pocos resultados de la lucha zapatista sobre las principales demandas: Tierras para los indígenas, trabajo, acceso a la alimentación, vivienda, educación y medios de comunicación, entre otros.
Tres décadas después, considera que el mayor logro del zapatismo fue atraer la atención nacional e internacional hacia las comunidades indígenas de Chiapas, pues, aunque algunos accedieron a tierras para trabajar y mejorar sus condiciones, en general los servicios para las comunidades siguen siendo pésimos.
“Este mejoramiento también es relativo, pues no podemos decir estamos bien, falta mucho”, dijo Lorenzo Ruiz en entrevista con The Associated Press al quejarse del pésimo servicio del hospital de su comunidad.
El índice de pobreza en Chiapas en la década de 1990 rondaba 75,1%, mientras que para 2020 había disminuido levemente y estaba en 74,4%, de acuerdo con cifras oficiales.
El exguerrillero consideró que la pérdida de militancia zapatista se debe a la falta de convicciones de las nuevas generaciones y el propio desgaste en el tiempo.
El académico del Colegio de la Frontera Sur, Gerardo Alberto González, quien ha observado las comunidades indígenas zapatista durante décadas, explica que el EZLN pasó de la incursión armada a la incursión política logrando en su mejor momento colocar en la agenda mexicana temas como la autonomía, la cultura indígena y la consulta de los pueblos originarios.
Lo anterior se tradujo en una propuesta de ley tras los llamados Acuerdos de San Andrés, que se dieron entre el gobierno y el EZLN para plasmar en la Constitución los derechos indígenas y que no se cumplieron al llegar al Congreso, reconoció el especialista.
“El EZLN si algo hay que agradecerle es que ha contribuido a la poca, mucha, regular, buena o mala democratización del país”, apuntó.
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