Europa lanza un robot autónomo al mar y empieza a solucionar un gran problema de las costas españolas
Europa impulsa la limpieza marina con el lanzamiento de un robot-araña submarino capaz de recoger hasta 250 kilogramos de residuos del fondo del mar. Esta creación, desarrollada por la Universidad Técnica de Múnich (TUM) dentro del proyecto europeo SeaClear, marca un avance en la lucha contra la contaminación de playas y puertos europeos mediante el uso de inteligencia artificial.
La acumulación de basura marina representa uno de los mayores desafíos ambientales. Se estima que entre 3 y 11 millones de toneladas de residuos descansan en el fondo de los océanos, una cantidad que pone en riesgo los ecosistemas costeros. Frente a este problema, los investigadores de la TUM han diseñado un robot autónomo que sustituye las tareas de los buzos en zonas profundas y peligrosas, optimizando la extracción de desechos sin intervención humana directa.
El sistema completo incluye una embarcación nodriza no tripulada, un dron aéreo de apoyo y dos unidades submarinas: una dedicada a la búsqueda de residuos mediante sonar y otra equipada con una pinza robótica que realiza la recogida. Todos los dispositivos están interconectados, lo que permite ejecutar operaciones de limpieza precisas y seguras.
Un robot con precisión y fuerza controlada
El robot-araña utiliza ocho miniturbinas que le permiten desplazarse de forma estable bajo el agua. Su sistema de visión, compuesto por una cámara y un sonar, le ayuda a orientarse incluso en aguas turbias. La inteligencia artificial del dispositivo ha sido entrenada con más de 700 imágenes para identificar objetos fabricados por el ser humano y generar modelos tridimensionales que indican cómo recogerlos sin dañarlos.
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Su pinza autónoma de cuatro dedos aplica una fuerza máxima de 4.000 newtons para sujetar con seguridad objetos pesados como neumáticos, redes o metales. Además, incorpora sensores de presión que regulan la fuerza aplicada con el fin de evitar roturas en materiales frágiles, como botellas de vidrio o cubos de plástico. Este equilibrio entre potencia y delicadeza convierte al robot en una herramienta idónea para tareas de recuperación submarina.
Pruebas exitosas en Marsella
El sistema ya ha sido probado en el puerto de Marsella, donde demostró su capacidad para operar a profundidades superiores a 16 metros. Según Stefan Sosnowski, miembro del equipo investigador, “dado que primero tenemos que identificar la basura y agarrar objetos requiere un alto grado de precisión, contamos con una cámara y un sonar a bordo que permiten la orientación incluso en aguas turbias”.
El robot, de 120 kilogramos de peso, se conecta por cable a la embarcación nodriza, que le suministra energía y datos. Este cable también puede utilizarse para remolcar residuos pesados hacia la superficie. Cuando las turbinas están apagadas, la espuma que rodea su estructura lo mantiene suspendido en el agua, facilitando su movilidad y estabilidad durante las maniobras de limpieza.
El proyecto SeaClear, financiado por la Unión Europea, reúne a investigadores de Alemania, Francia y Países Bajos con el objetivo de desarrollar un sistema robótico integral para detectar, clasificar y eliminar basura marina en zonas de difícil acceso. Su principal propósito es limpiar los fondos de puertos y costas donde la acumulación de residuos supone una amenaza constante para la fauna marina y, de paso, evitar que lleguen a las playas cuando hay temporal.
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